La Feria Nacional de Educación, Arte, Ciencias y Tecnología 2016, que se desarolló en Córdoba a principios de noviembre, dejó anécdotas, historias y emociones, o mejor dicho historias que emocionan, como la de Bryan, de 11 años que llegó a la provincia sede del encuentro desde un lugar recóndito de San Juan. Alumno de una escuela rural con grados agrupados, reflejó en su inocencia la alegría de poder estar, por primera vez, en una feria de esta magnitud. Contento por haberlo logrado y por contar con el apoyo de toda su familia y de la comunidad educativa.
“Está pachucho porque está extrañando…”, graficó la seño Dorita acariciándole el brazo, y sus ojitos se llenaron de lágrimas, lágrimas que reflejabann las montañas de su Chucuma natal, sus callecitas, su escuela, sus compañeros y hasta sus hermanitos que se quedaron allá, tan lejos. Reflejaban también la emoción de conocer una ciudad “inmensa, con todo verde”. Un niño como tantos que, de la mano de su creatividad y
entusiasmo por proyectos de ciencias, como el “De la vaca a la moda”, que busca preservar el medio ambiente, lo trajo a Córdoba y le dio la posibilidad de conocer y compartir con sus pares la experiencia de una feria federal.Bryan volvió a su querido Chucuma, paso obligado para quienes tienen como destino San Agustín de Valle Fértil e Ischigualasto, Valle de la Luna, con muchas vivencias para compartir y luciendo en su pecho con orgullo la medalla de distinción especial como reconocimiento al gran trabajo realizado.
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