Este proyecto, tiene origen en la Escuela Nº 140, de la localidad de Rucanelo. A partir del abordaje del contenido color, surge la curiosidad de los niños por saber cómo hacían los aborígenes para teñir sus lanas si no tenían pinturas para hacerlo. En un primer momento, se realizó un sondeo con la población para obtener datos sobre los conocimientos que tienen los artesanos que se dedican al teñido. Una vez obtenida esta información, los niños seleccionaron diferentes plantas y extrajeron parte de sus raíces para conseguir el colorante con el que teñir la lana.
Luego los niños comenzaron a preguntarse si el color marrón se puede extraer de la raíz del piquillín, el color verde de las hojas de acelga, o si se podrá obtener el color negro del hollín. Después del análisis y de la reflexión sobre las experiencias realizadas, los niños pudieron confirmar que sí se podía sacar color del hollín, pero al teñir las lanas descubrieron que no quedaban de color negro, se teñían de color marrón oscuro. Una vez teñidas las lanas, se invitó a una artesana local para aprender la técnica del hilado y, tejido en telar.
Luego de haber realizado todas estas experiencias, comenzaron a utilizar los pigmentos en nuevas y diferentes producciones, experimentando con otros soportes y herramientas.
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